Llevo muchos días dándole vueltas
a este problema y confieso que me está quitando muchas horas de sueño y
produciendo muchos dolores de cabeza .Primero pienso en mis compañeros desplazados o que se quedaron sin destino
(yo podría haber sido uno de ellos), y en los interinos, que están sin trabajo
(porque detrás de cada persona en paro hay siempre un drama personal y
familiar). Luego, intento ponerme en el lugar de los que han tomado esta
medida, y pienso que, si bien es cierto que tenemos una crisis económica terrible, hubiera sido mejor sentarse a
dialogar sobre el dinero del que se puede disponer realmente y dónde y cómo se
puede emplear para que sea lo mejor para
todos; sin tener que imponer unas medidas y amenazando si no se cumplen (como
cuando en una familia se atraviesa por una dificultad económica y juntos ven
cómo reducir gastos y en qué es mejor gastar el dinero, pero los primeros que
dan ejemplo son los padres). También he hablado mucho con familiares y amigos,
y hay comentarios de todo tipo: unos te dicen que tú tienes la suerte de tener
un trabajo fijo y ellos están en paro, otros que trabajan más horas que tú y
ganan menos, otros que tienes la suerte de estar con tus hijos por las tardes y
en vacaciones… y al final, como te conocen, te dicen que ellos saben que tú te
tomas en serio tu trabajo y a tus alumnos. Y pienso muchísimo en los alumnos,
que al final, son los grandes perjudicados.
Todo esto me ha hecho volver a preguntarme qué es para mí educar y por
qué sigo trabajando en ésto, después de
17 años, y no lo dejo. Y tengo claro que el motivo principal por el que estamos
aquí no es el sueldo y los dos meses de vacaciones (con la situación que
tenemos aguantaríamos un par de años como mucho). Para mí educar no es sólo la
pura transmisión de conocimientos, sino una relación profesor- alumno (uno
educa con su persona) en la que el profesor, a través de su materia o de cómo
trata al alumno, le provoca a éste a que se pregunte e interese por toda la
realidad y el sentido de las cosas (por eso nunca nos podrán sustituir por
ningún ordenador o cualquier cosa que se inventen). ¿Quién no ha tenido algún maestro?, una persona que
apasionado con lo que explicaba, te despertaba, hacía que te interesases por lo
que te decía y te contagiaba su gusto por las cosas. También os miro y pienso
cuánto tengo que aprender de vosotros, cómo tratáis a los alumnos, cómo les
escucháis, cómo os implicáis con ellos en cosas que les gustan. Cómo os
preocupáis de su situación personal… en definitiva cómo les queréis (puedo
poner muchos ejemplos de esto). Para
terminar una última cosa que me preocupa. Llevamos bastantes años sufriendo el
fracaso escolar de los alumnos y cómo abandonan sus estudios, estamos en la
cola de los países desarrollados en la educación. Creo que sería necesaria una
reforma educativa en la que se revisase las materias y su contenido para
adecuarlos a las necesidades de los alumnos y la sociedad actual, que contase
con la opinión de los profesores y el consenso de los principales partidos políticos
para que no dependiera de los arreglos que hace cada uno cuando llega al poder.
Lourdes
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